Palenque: Entre Tambores, Lumbalú y el Encanto de los Sueños Africanos en Colombia
Cuando Emilio decidió regalar a su futura hija el nombre de su compañero de celda, jamás imaginaria que, 36 años más tarde, el mismo nombre se lo regalaría su hija a una recién-nacida en San Basilio de Palenque, en Colombia.
Tetembwa le sonaba un nombre hermoso y muy africano, le pareció aplicable a cualquier genero (no existían exámenes de ecografia en esa época) y además había la magia de su significado, estrella.
Para burlar la prohibición de comunicarse con su esposa y la mamá de su futura hija, escribió el nombre Tetembwa en un pedacito de papel higiénico y logró hacer llegar el mensaje a su destinataria que mezclaba sentimientos de felicidad por vivir su primera gestación y de revuelta de no poder hacer nada por su esposo que estaba preso por motivos que no creía como validos.
Emilio fue preso en Luanda, en consecuencia de una tentativa de Golpe de Estado el 27 de Mayo del 1977, originado por el culminar de una disidencia que surgió en el seno del partido del Gobierno Angoleño (MPLA), liderada por el miembro del Comité Central del Partido. Tetembwa nació 4 meses después de ese infausto momento angoleño y solo vendria a conocer a su papá con 2 años de edad.
- Como era el ambiente en Luanda? - le pregunté
- Luanda vivía un ambiente de rescoldo de un golpe de estado que originó una grande y terrible ola de represión, con muchos desaparecidos y asesinados, que se convirtió en un enorme zarpazo en las bellezas y en la fascinación de los ideales revolucionarios por los cuales nosotros luchábamos (los que fueron presos y los demás...) - recuerda Emilio en su casa en Torres Novas, Portugal.
Emilio se ha establecido con su familia en Portugal, en Julio de 1980, sucediendo unas vacaciones que constituyeron la ocasión de no volver a Angola, una vez que casi todos sus amigos y compañeros habían regresado y su familia deseaba que el volviera. Además, por los miedos y aprensiones que se ganaron por lo que pasó y por el desencanto con la revolución. Sin embargo, Angola siguió invadiendo su casa, con las costumbres, la comida, la cultura y los recuerdos.
- fue una "caída en la realidad", la revelación dolorosa de las amarguras y desencantos de una revolución nacionalista y popular que, al fin, se volvía una dictadura, que no tenía nada de popular y de socialista - añade Emilio que, a pesar de haber pasado más de 2 años como preso político, su humildad le hace asumir que su historia es similar a la de muchos otros en esa época, así que poco tiene de especial.
- Usted participó en la lucha por la independencia? - Le pregunté
- No, no participé. Solo en cuando era estudiante universitario en Lisboa (1968/1973) he adherido a los ideales y a algunas acciones de movimientos estudiantiles que, sobre todo a partir del 1969, contestaban el régimen “salazarista”, el colonialismo y la guerra colonial.
Tetembwa, tan pronto llega a Portugal con su familia, se le borraron su segundo nombre en los registros portugueses, solamente por ser africano. A partir de ese momento, pasa a llamarse oficialmente Joana, su primer nombre, qué solía cien por ciento portugués. Sin embargo, todas las memorias que ningún registro puede borrar rescataban los rayos de esa estrella que seguía brillando desde Africa. El nombre Tetembwa seguía siendo usado en múltiples ocasiones especiales, tenía la fuerza y el significado que excedían la revuelta de uno no poder usar el libre arbedrío.
Me acuerdo como si fuera hoy, la nostalgia de Tetembwa, cuando me fui para Angola, su país nativo, donde jamás había vuelto desde que lo había dejado a los 3 años de edad, padeciendo de una enfermedad. Le prometí que había que vivir, en su homenaje, un poco de sus sueños y sus inquietudes.
Llegué a Luanda en Junio de 2008, para cumplir un desafío profesional. La recepción en esa época regalaba dos ocurrencias: por un lado, el aire caliente y húmedo que abrazaba e invadía los sentidos de los pasajeros, justo al salir del avión y por otro lado, el ataque fulminante de los mosquitos hambrientos de sangre nueva, mientras se esperaba a su vez en la larga y lenta fila de la frontera, en el antiguo aeropuerto sin aire acondicionado.
La capital angoleña se había convertido en un gigante astillero de obras, desde que había terminado la guerra civil (2002), responsable por la congelación en el tiempo por más de 30 años, de ese país privilegiado por la Madre Naturaleza. Empezó con una velocidad tal que en poco tiempo se llenó de extranjeros, buscando una oportunidad para trabajar. A pesar de la necesidad de profesionales calificados, conseguir una visa de trabajo en Angola no estaba tan lejos de ganar la lotería.
Los edificios de la época colonial, sin ningún mantenimiento en todos esos años de guerra, se volvieron siniestros, donde los pozos de los ascensores se convirtieron en depósitos de toneladas de basura, que contrastan con la alegría de los niños que suben las escaleras canturreando. En aquellos edificios que en promedio tienen 12 pisos, la contaminación acústica trata de arbitrar la competencia reñida entre las docenas de plantas eléctricas, una por apartamento, 5 por piso, y las melodías de las "sembas" que suenan de los hogares para toda la comunidad que, en este caso, parece prolongarse hasta la luna.
En la Nueva Luanda se pretendían torres ultramodernas como Dubai, aunque fuera de conocimiento de todos que no existían infraestructuras ni siquiera para lo existente. La ambición desenfrenada de ostentar una modernidad equiparada con países que no han tenido limitaciones de desarrollo hacía que se propagara el virus que alimenta la tendencia ciega de empezarse por el techo. En esa misma Luanda, capital del país que se enorgullece de tener una gran reserva de petroleo, se pasaban horas en la fila interminable para abastecer el carro de gasolina. Uno ya no sabia qué más inventar para pasarse el tiempo en esa actividad dolorosa que además lo hacia a partir de las 0 horas de la madrugada para reducir el tiempo de espera para una hora, aunque fuera consciente que se reducían igualmente las horas de sueño.
Saber vivir con la falta de electricidad y del água es uno de los requisitos para quien habita en la Luanda de hoy. La definición que más me ha gustado escuchar sobre esa experiencia es "la existencia de días pares y días impares". En los impares, uno convive con todas las dificultades que hacen pensar en desistir de ese sacrificio, como la falta de luz y de água, el trafico increíble que a veces se dedica a comprobar que se puede gastar una hora recorriendo una rotonda, la posibilidad tan real de uno recibir de regalo una duchita de alcantarillado del vecino de arriba, que gotea por el techo, mientras se lava los dientes inocentemente.
Tetembwa le sonaba un nombre hermoso y muy africano, le pareció aplicable a cualquier genero (no existían exámenes de ecografia en esa época) y además había la magia de su significado, estrella.
Para burlar la prohibición de comunicarse con su esposa y la mamá de su futura hija, escribió el nombre Tetembwa en un pedacito de papel higiénico y logró hacer llegar el mensaje a su destinataria que mezclaba sentimientos de felicidad por vivir su primera gestación y de revuelta de no poder hacer nada por su esposo que estaba preso por motivos que no creía como validos.
Emilio fue preso en Luanda, en consecuencia de una tentativa de Golpe de Estado el 27 de Mayo del 1977, originado por el culminar de una disidencia que surgió en el seno del partido del Gobierno Angoleño (MPLA), liderada por el miembro del Comité Central del Partido. Tetembwa nació 4 meses después de ese infausto momento angoleño y solo vendria a conocer a su papá con 2 años de edad.
- Como era el ambiente en Luanda? - le pregunté
- Luanda vivía un ambiente de rescoldo de un golpe de estado que originó una grande y terrible ola de represión, con muchos desaparecidos y asesinados, que se convirtió en un enorme zarpazo en las bellezas y en la fascinación de los ideales revolucionarios por los cuales nosotros luchábamos (los que fueron presos y los demás...) - recuerda Emilio en su casa en Torres Novas, Portugal.
Emilio se ha establecido con su familia en Portugal, en Julio de 1980, sucediendo unas vacaciones que constituyeron la ocasión de no volver a Angola, una vez que casi todos sus amigos y compañeros habían regresado y su familia deseaba que el volviera. Además, por los miedos y aprensiones que se ganaron por lo que pasó y por el desencanto con la revolución. Sin embargo, Angola siguió invadiendo su casa, con las costumbres, la comida, la cultura y los recuerdos.
- fue una "caída en la realidad", la revelación dolorosa de las amarguras y desencantos de una revolución nacionalista y popular que, al fin, se volvía una dictadura, que no tenía nada de popular y de socialista - añade Emilio que, a pesar de haber pasado más de 2 años como preso político, su humildad le hace asumir que su historia es similar a la de muchos otros en esa época, así que poco tiene de especial.
- Usted participó en la lucha por la independencia? - Le pregunté
- No, no participé. Solo en cuando era estudiante universitario en Lisboa (1968/1973) he adherido a los ideales y a algunas acciones de movimientos estudiantiles que, sobre todo a partir del 1969, contestaban el régimen “salazarista”, el colonialismo y la guerra colonial.
Tetembwa, tan pronto llega a Portugal con su familia, se le borraron su segundo nombre en los registros portugueses, solamente por ser africano. A partir de ese momento, pasa a llamarse oficialmente Joana, su primer nombre, qué solía cien por ciento portugués. Sin embargo, todas las memorias que ningún registro puede borrar rescataban los rayos de esa estrella que seguía brillando desde Africa. El nombre Tetembwa seguía siendo usado en múltiples ocasiones especiales, tenía la fuerza y el significado que excedían la revuelta de uno no poder usar el libre arbedrío.
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Me acuerdo como si fuera hoy, la nostalgia de Tetembwa, cuando me fui para Angola, su país nativo, donde jamás había vuelto desde que lo había dejado a los 3 años de edad, padeciendo de una enfermedad. Le prometí que había que vivir, en su homenaje, un poco de sus sueños y sus inquietudes.
Llegué a Luanda en Junio de 2008, para cumplir un desafío profesional. La recepción en esa época regalaba dos ocurrencias: por un lado, el aire caliente y húmedo que abrazaba e invadía los sentidos de los pasajeros, justo al salir del avión y por otro lado, el ataque fulminante de los mosquitos hambrientos de sangre nueva, mientras se esperaba a su vez en la larga y lenta fila de la frontera, en el antiguo aeropuerto sin aire acondicionado.
La capital angoleña se había convertido en un gigante astillero de obras, desde que había terminado la guerra civil (2002), responsable por la congelación en el tiempo por más de 30 años, de ese país privilegiado por la Madre Naturaleza. Empezó con una velocidad tal que en poco tiempo se llenó de extranjeros, buscando una oportunidad para trabajar. A pesar de la necesidad de profesionales calificados, conseguir una visa de trabajo en Angola no estaba tan lejos de ganar la lotería.
Los edificios de la época colonial, sin ningún mantenimiento en todos esos años de guerra, se volvieron siniestros, donde los pozos de los ascensores se convirtieron en depósitos de toneladas de basura, que contrastan con la alegría de los niños que suben las escaleras canturreando. En aquellos edificios que en promedio tienen 12 pisos, la contaminación acústica trata de arbitrar la competencia reñida entre las docenas de plantas eléctricas, una por apartamento, 5 por piso, y las melodías de las "sembas" que suenan de los hogares para toda la comunidad que, en este caso, parece prolongarse hasta la luna.
En la Nueva Luanda se pretendían torres ultramodernas como Dubai, aunque fuera de conocimiento de todos que no existían infraestructuras ni siquiera para lo existente. La ambición desenfrenada de ostentar una modernidad equiparada con países que no han tenido limitaciones de desarrollo hacía que se propagara el virus que alimenta la tendencia ciega de empezarse por el techo. En esa misma Luanda, capital del país que se enorgullece de tener una gran reserva de petroleo, se pasaban horas en la fila interminable para abastecer el carro de gasolina. Uno ya no sabia qué más inventar para pasarse el tiempo en esa actividad dolorosa que además lo hacia a partir de las 0 horas de la madrugada para reducir el tiempo de espera para una hora, aunque fuera consciente que se reducían igualmente las horas de sueño.
Saber vivir con la falta de electricidad y del água es uno de los requisitos para quien habita en la Luanda de hoy. La definición que más me ha gustado escuchar sobre esa experiencia es "la existencia de días pares y días impares". En los impares, uno convive con todas las dificultades que hacen pensar en desistir de ese sacrificio, como la falta de luz y de água, el trafico increíble que a veces se dedica a comprobar que se puede gastar una hora recorriendo una rotonda, la posibilidad tan real de uno recibir de regalo una duchita de alcantarillado del vecino de arriba, que gotea por el techo, mientras se lava los dientes inocentemente.
En el día siguiente, par, todo cambia y uno recupera la sensación de vivir en un lugar único y lleno de buenas energías. Todo es maravilloso, desde las sonrisas de los niños en la calle bailando "kuduro" como si estuvieran en una competencia profesional, los abrazos intensos y verdaderos, la magia de la creatividad de los angoleños con el idioma portugués, la mirada positiva con respecto a la vida.
En el día par, se logran ver los aspectos positivos del trancón, ya que se puede equipar una casa mientras se satisface una hambre o se renueva algunos accesorios del carro. Todo lo que uno puede imaginar y lo demás que la imaginación no alcanza, se vende en el trafico de Luanda, con esa capacidad de anticiparnos nuestra necesidad.
Los salarios literalmente mínimos contrajeron matrimonio con la maldita corrupción. Los policías de transito no ocultan sus deseos de sacar el salario que les parece justo a los conductores extranjeros, inventando miles de motivos para multarlos.
- Buenos días. Su permiso y su documento de identificación, por favor! - Pide el agente con un nivel de amabilidad nulo
- Buenos días, Señor Agente - le contesto con las dos palabras mágicas obligatorias.
- Usted no debió haber volteado en el cruce anterior - remata el agente, después de revisar todos los documentos, que estaban en orden.
- Porque no, Señor Agente? No existe ninguna señalización de prohibición…
- No está, pero debería estar! Usted está multada! - Dice el agente, exhibiendo su total autoridad mientras deja en el aire, a través de un movimiento calculado de sus cejas, el apetito por la "gasosa", la moneda de la corrupción.
- Pero como puede, Señor Agente, multar a la "budjurra"? - lanzo el zarpazo final, conociendo la curiosidad golosa que nutren por las caboverdianas, a quienes llaman “budjurras”.
- Usted es "budjurra"? - pregunta el agente, cambiando radicalmente de expresión facial, que ahora es relajada y exhibe una sonrisa de asumido coqueteo - Dime, como se dice "yo te amo" en criollo? - Y así se olvidaba la "gasosa", algunos minutos después de una clase de criollo de Cabo Verde en pleno trancón.
Sábado es día de comer "mufete", un pescado asado acompañado por los típicos frijoles con aceite de palma, plátano, papa dulce y yuca. La cerveza "cuca", las “kizombas” y los “sembas” no faltan, en una reunión familiar que empieza en el almuerzo y se extiende en el tiempo, recibiendo con brazos abiertos a los "patos", es decir non invitados que van llegando aún con más ganas de compartir que a los invitados.
La mujer angoleña es el símbolo, la fuerza de las últimas generaciones. Es la que sostiene la familia, con enormes sacrificios que le prodiga la vida. Llega a despertarse a las 4 horas de la madrugada, en su humilde hogar en barrio pobre de las afueras de Luanda, para vender algunas docenas de mangos, papayas o aguacates en la capital, bajo un sol penetrante y perturbador, tanto para las vendedoras, como para las frutas que casi alcanzan el estado de cocidas. Y cuando tenga un hijito de menos de 2 años, el pobrecito le acompaña todo el día, colgado en sus espaldas por medio de la colorida y tradicional tela "samakaka", generalmente con el cuello volteado para un lado y la cara pegadita a la espalda de su mamá. Aunque no tenga el privilegio de escoger el horizonte de su mirada, trata de engañar esa limitación, desarrollando un método de comunicación con su mamá a traves del ritmo armonioso de sus corazones, mientras ella sigue demasiado ocupada en despachar la mercancía, pues cuando regrese a su casa, tendrá una familia numerosa para alimentar.
La mujer que representa el estrato social demasiado alto para una población que vive mayoritariamente en la pobreza cambia la cerveza por la champaña, programa un viaje de un par de dias a Paris para comprarse el vestido para el evento próximo como quien decide ir a la peluquería de la cuadra vecina; tiene generalmente una niñera para cada hijo que, naturalmente, asume las riendas de la educación de los niños. Sin embargo, no se ve libre de los días impares, enmarcados por otro nivel de limitaciones.
En el día par, se logran ver los aspectos positivos del trancón, ya que se puede equipar una casa mientras se satisface una hambre o se renueva algunos accesorios del carro. Todo lo que uno puede imaginar y lo demás que la imaginación no alcanza, se vende en el trafico de Luanda, con esa capacidad de anticiparnos nuestra necesidad.
Los salarios literalmente mínimos contrajeron matrimonio con la maldita corrupción. Los policías de transito no ocultan sus deseos de sacar el salario que les parece justo a los conductores extranjeros, inventando miles de motivos para multarlos.
- Buenos días. Su permiso y su documento de identificación, por favor! - Pide el agente con un nivel de amabilidad nulo
- Buenos días, Señor Agente - le contesto con las dos palabras mágicas obligatorias.
- Usted no debió haber volteado en el cruce anterior - remata el agente, después de revisar todos los documentos, que estaban en orden.
- Porque no, Señor Agente? No existe ninguna señalización de prohibición…
- No está, pero debería estar! Usted está multada! - Dice el agente, exhibiendo su total autoridad mientras deja en el aire, a través de un movimiento calculado de sus cejas, el apetito por la "gasosa", la moneda de la corrupción.
- Pero como puede, Señor Agente, multar a la "budjurra"? - lanzo el zarpazo final, conociendo la curiosidad golosa que nutren por las caboverdianas, a quienes llaman “budjurras”.
- Usted es "budjurra"? - pregunta el agente, cambiando radicalmente de expresión facial, que ahora es relajada y exhibe una sonrisa de asumido coqueteo - Dime, como se dice "yo te amo" en criollo? - Y así se olvidaba la "gasosa", algunos minutos después de una clase de criollo de Cabo Verde en pleno trancón.
Sábado es día de comer "mufete", un pescado asado acompañado por los típicos frijoles con aceite de palma, plátano, papa dulce y yuca. La cerveza "cuca", las “kizombas” y los “sembas” no faltan, en una reunión familiar que empieza en el almuerzo y se extiende en el tiempo, recibiendo con brazos abiertos a los "patos", es decir non invitados que van llegando aún con más ganas de compartir que a los invitados.
La mujer angoleña es el símbolo, la fuerza de las últimas generaciones. Es la que sostiene la familia, con enormes sacrificios que le prodiga la vida. Llega a despertarse a las 4 horas de la madrugada, en su humilde hogar en barrio pobre de las afueras de Luanda, para vender algunas docenas de mangos, papayas o aguacates en la capital, bajo un sol penetrante y perturbador, tanto para las vendedoras, como para las frutas que casi alcanzan el estado de cocidas. Y cuando tenga un hijito de menos de 2 años, el pobrecito le acompaña todo el día, colgado en sus espaldas por medio de la colorida y tradicional tela "samakaka", generalmente con el cuello volteado para un lado y la cara pegadita a la espalda de su mamá. Aunque no tenga el privilegio de escoger el horizonte de su mirada, trata de engañar esa limitación, desarrollando un método de comunicación con su mamá a traves del ritmo armonioso de sus corazones, mientras ella sigue demasiado ocupada en despachar la mercancía, pues cuando regrese a su casa, tendrá una familia numerosa para alimentar.
La mujer que representa el estrato social demasiado alto para una población que vive mayoritariamente en la pobreza cambia la cerveza por la champaña, programa un viaje de un par de dias a Paris para comprarse el vestido para el evento próximo como quien decide ir a la peluquería de la cuadra vecina; tiene generalmente una niñera para cada hijo que, naturalmente, asume las riendas de la educación de los niños. Sin embargo, no se ve libre de los días impares, enmarcados por otro nivel de limitaciones.
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Tres años y medio después de vivir Luanda en su plenitud, tuve la necesidad de salir a reciclarme. He tomado decisiones firmes y estrictamente sentenciadas por el corazón. Por primera vez, la razón estaba siendo encarcelada y asfixiada, sin derecho a una segunda oportunidad. Dejé mi trabajo, mis amigos y mi casa. Dejé Angola y sus días pares y impares. Sin embargo no logré, por algún tiempo, liberarme de la consciencia pesada por haber gastado 3000 dólares en mi fiesta de despedida, tan apreciada por mis amigos que dejaba.
Me desafié con una mochila y las ganas de redescubrir el mundo real, no consumista. Dieziocho meses y 25 países después, llegué a Colombia en Mayo de 2013, con dos maletas y la convicción de quedarme a vivir en un país que aún no había visitado.
Tetembwa vino a visitarme en Diciembre de ese mismo año y nos lanzamos en un recorrido por ese país tan mal afamado internacionalmente, aunque exhiba los mejores anfitriones que he encontrado en todo mi viaje por tres continentes. Ella apenas había recuperado su nombre estrellado, oficialmente, y llegaba radiante de poder distribuir sus rayos sin filtros y sin miedos.
San Basilio de Palenque me llamaba la atención desde que he leído algo sobre una comunidad fielmente africana en Colombia. Tetembwa, con su afán de rescatar memórias africanas de su país de origen, Angola, se puso lista y adelantada para ese plan.
Me desafié con una mochila y las ganas de redescubrir el mundo real, no consumista. Dieziocho meses y 25 países después, llegué a Colombia en Mayo de 2013, con dos maletas y la convicción de quedarme a vivir en un país que aún no había visitado.
Tetembwa vino a visitarme en Diciembre de ese mismo año y nos lanzamos en un recorrido por ese país tan mal afamado internacionalmente, aunque exhiba los mejores anfitriones que he encontrado en todo mi viaje por tres continentes. Ella apenas había recuperado su nombre estrellado, oficialmente, y llegaba radiante de poder distribuir sus rayos sin filtros y sin miedos.
San Basilio de Palenque me llamaba la atención desde que he leído algo sobre una comunidad fielmente africana en Colombia. Tetembwa, con su afán de rescatar memórias africanas de su país de origen, Angola, se puso lista y adelantada para ese plan.
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Cuando uno llega a San Basílio de Palenque, en el Departamento de Bolívar, se siente como si hubiera descubierto el fin del mundo. El calor que hierve desde el suelo de tierra amarilla trata de dar las bienvenidas antes que sea anticipado por los cerditos que pasean por las calles exhibiendo un legitimo sentido de pose.
Los arboles de tamarindo, aunque tengan el fruto aún verde, jamás dejan de regalar la sombra que es la pieza más valiosa de la joyería de ese lugar, relleno de colores vivos por todas partes, simbolizando una raíz africana en cada rincón.
Las hormigas trabajadoras, que transportan hoja a hoja, con una intensidad, alegría y ritmo fuera de serie, como si despreciaran el riesgo de, en una fracción de segundo, ser aplastados por una pata gigante, contrastan con los hombres mayores, que abusan de la justificación del sol abrasador para quedarse relajando todo el día, compartiendo con los compañeros y con el aguardiente que les inunda el alma de memorias.
Las mujeres palenqueras, madres de 3 a 5 hijos, promedio, y hermanas de 9 a 13 hermanos, son excelentes amas de casa y se les reconoce el importante mantenimiento cultural de los hijos, a quienes no les deja escapar las tradiciones. Actualmente, son reconocidas como talentosas empresarias, pues comercializan los productos que los hombres siembran, no solamente en el estado natural, sino procesados, como es el caso de los dulces. Se cultivan con mayor proporción, la yuca, el maíz y el ñame.
Así como en Angola, la edad es un puesto. Los ancianos son respetados por todos y tienen siempre la ultima palabra. La sabiduría que uno le identifica en sus canas tiene una relación muy estrecha con su humildad que camina a mano con su increíble facilidad de sonreír con todas sus células. Se siente el apetito de compartir las anécdotas y historias varias que le han pasado en todos eses años.
El sueño es unánime entre los palenqueros, no importa su edad. Un día llegar a pisar el suelo africano. Un día poder saludar a los compañeros africanos y compartir los tambores y las voces. Un día poder mover sus caderas y sus brazos en una danza tribal con la sabana africana, bajo luna llena, como escenario que, finalmente, es real. Un día poder mirarse al espejo invisible y lograr tocar y abrazar el imagen que, finalmente, es humano. Hermano.
El viaje de mototaxi, recorriendo kilómetros de selva virgen, mezcla la aventura con la ansiedad de llegar a ese rincón africano en Colombia. El mototaxista, extremamente curioso por llevar dos turistas que llegan a Palenque como cayendo del cielo, sin ningún Guia turístico, nos lleva a Solvay, a quien nos presenta como una de las activistas de Palenque.
- Hola! Bienvenidas! - Nos saluda Solvay con una alegría contagiosa
- Hola! Somos africanas. Llegamos con una curiosidad muy grande con Palenque
- De Africa?!! Guau!
- Pues yo soy de Cabo Verde y he vivido en Angola, mi amiga Joana nació en Angola
- Africanas!! Vengan, las voy a llevar a Manuel Perez - Decía con una sonrisa de oreja a oreja, aun incrédula
La palabra mágica "africana" nos abrió las puertas al tesoro. Todo se detuvo y la disponibilidad se puso total a las visitantes que traían Africa a Palenque. Por primera vez me hacían sentir como una reina. En menos de media hora, Manuel, un medico tradicional, músico y activista que ha participado en el proceso que resultó en la Declaración, por UNESCO, de Palenque como Patrimonio Intangible de la Humanidad en 2005, nos abría la puerta de su casa, con la misma intensidad y curiosidad para conocer las hermanas africanas, que nos había recibido Solvay.
De las columnas salía un vallenato con el volumen suficiente para compartir con todo el pueblo, mientras Kuringo, su hijito de 3 años, pegadito a la columna, dormía profundamente, como si hubiera lanzado sus tímpanos para otro planeta.
En el almuerzo charlamos con respecto a las similitudes entre Palenque y Angola. Se cree que los antepasados africanos han sido mayoritariamente de origen bantú, así que la lengua palenquera viene del kimbundo y del kicongo, que son dos dialectos angoleños.
- los esclavos llegaron desde Angola, Congo y Guinea-Bissau - informa Manuel, con orgullo evidente.
- Sabían que muchos de ellos habrán llegado desde Cabo Verde, que fue durante siglos un centro de trata de esclavos provenientes de la Costa Occidental de Africa y los traían a America? Imagínense que podemos ser todos hijos de los mismos antepasados - les dije yo
Doña Amelia, de sonrisa dulce y mirada tierna y maternal, acumula las funciones de dulcera especialista y coordinadora de los ensayos de tambores con los niños. Con una llegada triunfal con una generosa canasta de dulces típicos cuyo aspecto nos hacia activar la circulación sanguínea. Se sentía la cocada (dulce de coco) luchando con la alegría (dulce de maíz), mientras el enyucado (dulce de yuca) trataba de hechizar nuestra alma antes que el perezoso caballito (dulce de papaya) se despertara y se adelantara.
Mientras pasaba el tiempo, se notaba una conexión familiar entre nosotros cuatro. Las raíces africanas se destacaban en cada palabra o gesto. Se sentía la energía de nuestros antepasados comunes.
- Cuando tenga otra hija, la voy a llamar Nadia - Dijo Solvay
- pues si buscas un nombre del occidente africano, creo qué tendrás otras opciones pues es ruso y también de Marruecos... - le informé yo
- qué pena, me gustó mucho... - Decía Solvay con una expresión de alguien que ha perdido la oportunidad de hacer un lindo homenaje
- yo tengo un nombre angoleño, del dialecto “kimbundo”. Tetembwa, que significa estrella - Dijo Joana, con el mismo brillo de una estrella, siempre que pronunciaba su segundo nombre.
- Estrella? Guau! Mi próxima hija se llamará Raquel Tetembwa - Remató Manuel con un gran entusiasmo.
Dos minutos después, mientras estábamos terminando el delicioso dulce de coco, el celular de Manuel timbra con actitud, como si quisiera anunciar algo extremamente importante y la expresión inquieta de Manuel denunciaba que esperaba la noticia del año. Segundos después, termina la llamada y nos comparte el evento de su vida que nos dejó a todas sin poder emitir cualquier reacción, apenas con piel de gallina.
- Me llamaron de la maternidad de Cartagena. Acaba de nacer mi hijita, Laq (Raquel) Tetembwa - anunció Manuel con todas sus células.
Cinco anos más tarde, en Agosto del 2018 volví a Palenque, esta vez a visitar y entrevistar a Afroneto, activista cultural y fundador del grupo "Kombilesa mi", qué significa "mis amigos".
- Como imaginas Africa?
- Bueno, no conozco pues como tal no he podido pisar. Pero he leído y sé que hay muchas semilitudes con Palenque. Han llegado músicos de Guinea, de Senegal, de Congo y han dicho que cuando han enviado vídeos de acá a su familia les han dicho "tu no estás en Colombia, tu estás en Africa". Así que siento que hay mucha semejanza con Palenque, sin embargo yo creería que mucho más en los pueblos, en las aldeas. Entonces siempre hay esa intención de descubir lo bonito de Africa y eso que nos reconecta.
- Qué rituales ustedes aún conservan?
- Conservamos el ritual de Lumbalú. Es un ritual que se hace con el fin de que el difunto se vaya como lo manda la vida palenquera. Que termine su ciclo de vida, pero también de muerte. Eso se hace antes y durante el fallecimiento. Es decir, cuando la persona está enferma ya se empieza ese ritual de Lumbalú. Son peticiones que esa persona que va a fallecer pide. O sea, "yo quiero que me pongan música", "yo quiero que cocinen", ... El ritual va acompañado de danza tradicional que se hace al rededor del ataúd con música que también se llama Lumbalú y con la bebida tradicional ñeque hecho con caña de azúcar y igualmente echamos unas plantas tradicionales curativas. Las mujeres tienen un papel fundamental que es cantar el baile de la muerte y la danza. Es muy poderoso el ritual Lumbalú.
- Como ven la espiritualidad?
- La espiritualidad es algo que está inmerso en nosotros y que aceptamos cada decisión de la persona. Hay personas que hayan tenido conocimiento con base en sus abuelos, sus padres y hay personas con poderes curativos, que te dan una toma y te cura. Aún creemos en muchos mitos.
- Hay un mito de la mojana que es un ser sobrenatural que sitúa en el arroyo y ese ser se puede convertirse en tu mamá o tu papa o tu hermana. Actua para asustar a los niños, más que todo y una manera de también "salvar su espacio, su entorno". Y uno respecta eso también.
El velorio también hace parte de la espiritalidad. Entender que en el velorio tu tienes que rezar, sino traerá consecuencias. En fin...
- Cómo hacen ustedes para encontrar a su propio centro?
- Lo podemos hacer a través de tambores o también a través de una meta que tu quieras o has podido cumplir, son diferentes maneras de que puedas llegar a tu centro. Yo siento que estoy llegando a mi centro gracias a la música, como el amor que yo deposito y que absorbo y que me mantiene bien, me mantiene vivo y con ganas de seguir trabajando.
- Como te ves en veinte años?
Viente años? Creo que un poco mayor. Me veo con mayor empoderamiento. Con una satisfacción de poder lograr que jóvenes y niños pudieron aprender sobre Palenque, conocer sobre Africa por que sin embargo hablamos de Palenque pero vamos al origen y el origen es Africa. Me siento también con esas ganas de seguir trabajando aun así de mis 46 años pues en veinte años tendré 46. Bueno, me veo una persona muy referente en la comunidad y en Colombia y por qué no en el mundo. Seguir trabajando y multiplicando para que la cultura de Palenque va de generación en generación. Me veo en veinte años un maestro más que soy, siguiendo enseñando a las próximas generaciones.
- Canto mas en lengua palenquera por que es mi lengua tradicional, mi lengua principal. El castellaño, cuesta decirlo, pero es un idioma impuesto. Lo uso para comunicarme de pronto contigo que no hablas lengua palenquera. Pero la lengua criolla principal es la lengua palenquera.
- He visto por acá un mensaje con lo cual me identifico "amo mi mata y pelo". Cuando uno crece en un país occidental piensa que su pelo afro es todo malo, es un problema, es todo un cuento. Pero luego que lo acepta, ya vuelve algo mágico, todos te elogian el pelo. O sea, hay que aceptarlo uno mismo para que los demás lo acepten. Que puedes decir con respecto al tema del pelo?
- Acá trabajamos ese tema con los niños, para que se sientan orgullosos con su pelo. Hoy nuestra ropa, los turbantes, se volvieron tendencia. Sin embargo, seguimos luchando contra la discriminacion y el racismo.
Ese puente Africa Occidental - Costa Caribeña a través de Angola, Senegal, Cabo Verde y Colombia se construyó en 8 años.
Los arboles de tamarindo, aunque tengan el fruto aún verde, jamás dejan de regalar la sombra que es la pieza más valiosa de la joyería de ese lugar, relleno de colores vivos por todas partes, simbolizando una raíz africana en cada rincón.
Las hormigas trabajadoras, que transportan hoja a hoja, con una intensidad, alegría y ritmo fuera de serie, como si despreciaran el riesgo de, en una fracción de segundo, ser aplastados por una pata gigante, contrastan con los hombres mayores, que abusan de la justificación del sol abrasador para quedarse relajando todo el día, compartiendo con los compañeros y con el aguardiente que les inunda el alma de memorias.
Las mujeres palenqueras, madres de 3 a 5 hijos, promedio, y hermanas de 9 a 13 hermanos, son excelentes amas de casa y se les reconoce el importante mantenimiento cultural de los hijos, a quienes no les deja escapar las tradiciones. Actualmente, son reconocidas como talentosas empresarias, pues comercializan los productos que los hombres siembran, no solamente en el estado natural, sino procesados, como es el caso de los dulces. Se cultivan con mayor proporción, la yuca, el maíz y el ñame.
Así como en Angola, la edad es un puesto. Los ancianos son respetados por todos y tienen siempre la ultima palabra. La sabiduría que uno le identifica en sus canas tiene una relación muy estrecha con su humildad que camina a mano con su increíble facilidad de sonreír con todas sus células. Se siente el apetito de compartir las anécdotas y historias varias que le han pasado en todos eses años.
El sueño es unánime entre los palenqueros, no importa su edad. Un día llegar a pisar el suelo africano. Un día poder saludar a los compañeros africanos y compartir los tambores y las voces. Un día poder mover sus caderas y sus brazos en una danza tribal con la sabana africana, bajo luna llena, como escenario que, finalmente, es real. Un día poder mirarse al espejo invisible y lograr tocar y abrazar el imagen que, finalmente, es humano. Hermano.
El viaje de mototaxi, recorriendo kilómetros de selva virgen, mezcla la aventura con la ansiedad de llegar a ese rincón africano en Colombia. El mototaxista, extremamente curioso por llevar dos turistas que llegan a Palenque como cayendo del cielo, sin ningún Guia turístico, nos lleva a Solvay, a quien nos presenta como una de las activistas de Palenque.
- Hola! Bienvenidas! - Nos saluda Solvay con una alegría contagiosa
- Hola! Somos africanas. Llegamos con una curiosidad muy grande con Palenque
- De Africa?!! Guau!
- Pues yo soy de Cabo Verde y he vivido en Angola, mi amiga Joana nació en Angola
- Africanas!! Vengan, las voy a llevar a Manuel Perez - Decía con una sonrisa de oreja a oreja, aun incrédula
La palabra mágica "africana" nos abrió las puertas al tesoro. Todo se detuvo y la disponibilidad se puso total a las visitantes que traían Africa a Palenque. Por primera vez me hacían sentir como una reina. En menos de media hora, Manuel, un medico tradicional, músico y activista que ha participado en el proceso que resultó en la Declaración, por UNESCO, de Palenque como Patrimonio Intangible de la Humanidad en 2005, nos abría la puerta de su casa, con la misma intensidad y curiosidad para conocer las hermanas africanas, que nos había recibido Solvay.
De las columnas salía un vallenato con el volumen suficiente para compartir con todo el pueblo, mientras Kuringo, su hijito de 3 años, pegadito a la columna, dormía profundamente, como si hubiera lanzado sus tímpanos para otro planeta.
En el almuerzo charlamos con respecto a las similitudes entre Palenque y Angola. Se cree que los antepasados africanos han sido mayoritariamente de origen bantú, así que la lengua palenquera viene del kimbundo y del kicongo, que son dos dialectos angoleños.
- los esclavos llegaron desde Angola, Congo y Guinea-Bissau - informa Manuel, con orgullo evidente.
- Sabían que muchos de ellos habrán llegado desde Cabo Verde, que fue durante siglos un centro de trata de esclavos provenientes de la Costa Occidental de Africa y los traían a America? Imagínense que podemos ser todos hijos de los mismos antepasados - les dije yo
Doña Amelia, de sonrisa dulce y mirada tierna y maternal, acumula las funciones de dulcera especialista y coordinadora de los ensayos de tambores con los niños. Con una llegada triunfal con una generosa canasta de dulces típicos cuyo aspecto nos hacia activar la circulación sanguínea. Se sentía la cocada (dulce de coco) luchando con la alegría (dulce de maíz), mientras el enyucado (dulce de yuca) trataba de hechizar nuestra alma antes que el perezoso caballito (dulce de papaya) se despertara y se adelantara.
Mientras pasaba el tiempo, se notaba una conexión familiar entre nosotros cuatro. Las raíces africanas se destacaban en cada palabra o gesto. Se sentía la energía de nuestros antepasados comunes.
- Cuando tenga otra hija, la voy a llamar Nadia - Dijo Solvay
- pues si buscas un nombre del occidente africano, creo qué tendrás otras opciones pues es ruso y también de Marruecos... - le informé yo
- qué pena, me gustó mucho... - Decía Solvay con una expresión de alguien que ha perdido la oportunidad de hacer un lindo homenaje
- yo tengo un nombre angoleño, del dialecto “kimbundo”. Tetembwa, que significa estrella - Dijo Joana, con el mismo brillo de una estrella, siempre que pronunciaba su segundo nombre.
- Estrella? Guau! Mi próxima hija se llamará Raquel Tetembwa - Remató Manuel con un gran entusiasmo.
Dos minutos después, mientras estábamos terminando el delicioso dulce de coco, el celular de Manuel timbra con actitud, como si quisiera anunciar algo extremamente importante y la expresión inquieta de Manuel denunciaba que esperaba la noticia del año. Segundos después, termina la llamada y nos comparte el evento de su vida que nos dejó a todas sin poder emitir cualquier reacción, apenas con piel de gallina.
- Me llamaron de la maternidad de Cartagena. Acaba de nacer mi hijita, Laq (Raquel) Tetembwa - anunció Manuel con todas sus células.
***
Cinco anos más tarde, en Agosto del 2018 volví a Palenque, esta vez a visitar y entrevistar a Afroneto, activista cultural y fundador del grupo "Kombilesa mi", qué significa "mis amigos".
Ese acercamiento a Palenque me hizo sentir que la comunidad ya se veía cada vez menos oculta, así como llegarse allá es más accesible a través de transportes públicos. Eso se debe al Festival anual tambores cada vez más popular entre nacionales y extranjeros y igualmente el Festival Afro in, que hacen llegar muchos visitantes anualmente.
Afroneto trabaja con los niños la música, la danza, la identidad, el auto-reconocimiento y la lengua palenquera. O sea, empoderamiento.
Para el es importante que un niño conozca no solamente sobre la música, sino sobre su identidad, su origen, y su cultura pues su intención con los niños es que puedan hacer sus canciones en lengua palenquera. Sin embargo, aprenden lengua palenquera en la escuela y Afroneto lo refuerza. El mas pequeño tiene apenas dos años y ya toca tambores. En total son más de 50 niños en un grupo de trabajo diario, de las 5 hasta las 6:30.
Para el es importante que un niño conozca no solamente sobre la música, sino sobre su identidad, su origen, y su cultura pues su intención con los niños es que puedan hacer sus canciones en lengua palenquera. Sin embargo, aprenden lengua palenquera en la escuela y Afroneto lo refuerza. El mas pequeño tiene apenas dos años y ya toca tambores. En total son más de 50 niños en un grupo de trabajo diario, de las 5 hasta las 6:30.
- Háblame un poco de Palenque, Afroneto
- Según la cosmovision palenquera, el mayor sueño del palenquero es un dia ir a Africa. Los palenqueros que no logran ese sueño en vida, lo logran después de la muerte. Porque según nuestra cosmovision, el cuerpo del palenquero cuando fallece se queda aquí en el cementerio principal pero el alma va más allá, que para nosotros es Africa.
- Estás hablando del Lumbalú?
- Si, me refiero al ritual Lumbalú. Es un dolor colectivo, que se hace con el fin de que el alma del difunto no quede vagando por el pueblo, ni en su casa ni en los lugares que visita frecuentemente, sino que vaya a descansar con tranquilidad más allá, que para nosotros es Africa. Así que para um palenquero poder ir a Africa yo creería el mayor regalo que la vida puede hacer a uno. Porque toda la vida uno habla de Africa. De la descendencia, de la lucha, de la libertad, de lo que sabe, de todos modos Africa es la madre tierra.
Así es el amor que los palenqueros sienten por Africa, que a mi niña de un año y cinco meses, le puse el nombre de Afrika Ines.
- Como imaginas Africa?
- Bueno, no conozco pues como tal no he podido pisar. Pero he leído y sé que hay muchas semilitudes con Palenque. Han llegado músicos de Guinea, de Senegal, de Congo y han dicho que cuando han enviado vídeos de acá a su familia les han dicho "tu no estás en Colombia, tu estás en Africa". Así que siento que hay mucha semejanza con Palenque, sin embargo yo creería que mucho más en los pueblos, en las aldeas. Entonces siempre hay esa intención de descubir lo bonito de Africa y eso que nos reconecta.
- Qué rituales ustedes aún conservan?
- Conservamos el ritual de Lumbalú. Es un ritual que se hace con el fin de que el difunto se vaya como lo manda la vida palenquera. Que termine su ciclo de vida, pero también de muerte. Eso se hace antes y durante el fallecimiento. Es decir, cuando la persona está enferma ya se empieza ese ritual de Lumbalú. Son peticiones que esa persona que va a fallecer pide. O sea, "yo quiero que me pongan música", "yo quiero que cocinen", ... El ritual va acompañado de danza tradicional que se hace al rededor del ataúd con música que también se llama Lumbalú y con la bebida tradicional ñeque hecho con caña de azúcar y igualmente echamos unas plantas tradicionales curativas. Las mujeres tienen un papel fundamental que es cantar el baile de la muerte y la danza. Es muy poderoso el ritual Lumbalú.
- Como ven la espiritualidad?
- La espiritualidad es algo que está inmerso en nosotros y que aceptamos cada decisión de la persona. Hay personas que hayan tenido conocimiento con base en sus abuelos, sus padres y hay personas con poderes curativos, que te dan una toma y te cura. Aún creemos en muchos mitos.
- Puedes compartir algunos de esos mitos?
- Hay un mito de la mojana que es un ser sobrenatural que sitúa en el arroyo y ese ser se puede convertirse en tu mamá o tu papa o tu hermana. Actua para asustar a los niños, más que todo y una manera de también "salvar su espacio, su entorno". Y uno respecta eso también.
El velorio también hace parte de la espiritalidad. Entender que en el velorio tu tienes que rezar, sino traerá consecuencias. En fin...
- Cómo hacen ustedes para encontrar a su propio centro?
- Lo podemos hacer a través de tambores o también a través de una meta que tu quieras o has podido cumplir, son diferentes maneras de que puedas llegar a tu centro. Yo siento que estoy llegando a mi centro gracias a la música, como el amor que yo deposito y que absorbo y que me mantiene bien, me mantiene vivo y con ganas de seguir trabajando.
- Como te ves en veinte años?
Viente años? Creo que un poco mayor. Me veo con mayor empoderamiento. Con una satisfacción de poder lograr que jóvenes y niños pudieron aprender sobre Palenque, conocer sobre Africa por que sin embargo hablamos de Palenque pero vamos al origen y el origen es Africa. Me siento también con esas ganas de seguir trabajando aun así de mis 46 años pues en veinte años tendré 46. Bueno, me veo una persona muy referente en la comunidad y en Colombia y por qué no en el mundo. Seguir trabajando y multiplicando para que la cultura de Palenque va de generación en generación. Me veo en veinte años un maestro más que soy, siguiendo enseñando a las próximas generaciones.
- Qué idioma usas mas en tus canciones, la lengua palenquera o el castellano?
- Canto mas en lengua palenquera por que es mi lengua tradicional, mi lengua principal. El castellaño, cuesta decirlo, pero es un idioma impuesto. Lo uso para comunicarme de pronto contigo que no hablas lengua palenquera. Pero la lengua criolla principal es la lengua palenquera.
- He visto por acá un mensaje con lo cual me identifico "amo mi mata y pelo". Cuando uno crece en un país occidental piensa que su pelo afro es todo malo, es un problema, es todo un cuento. Pero luego que lo acepta, ya vuelve algo mágico, todos te elogian el pelo. O sea, hay que aceptarlo uno mismo para que los demás lo acepten. Que puedes decir con respecto al tema del pelo?
- Te contesto a través de una canción qué hice:
Los peinados son una forma de presión que ayudaron
Durante la exclavisacion dibujaron
El camino perfecto que ha llevado a los negros a la liberación
Con mi pelo rucho la vacilo mucho
Conozco su historia y por eso lucho yo
Soy pelo duro pero con orgullo
mi pelo cucú no se cae como el tuyo
La envidia de la gente por tu pelo
Es por que les da celo de no tenerlo
Así hay que quererlo
Y mostrarlo con anhelo en el mundo entero
Donde quiera que tu vayas pisando el suelo
Hazlo por tus abuelos y por tus hijos
Que una vez tremendo dijo
Pa' que quiero tener el pelo liso
Pa' que quiero tener el pelo liso
Si con mi rucho yo la vacilo
Me hago las trenzas, me hago los ga
Y si lo quiero liso yo me lo aliso y vuelve arrucho
Mi pelo rucho puede pasar a liso
Pero liso tuyo nunca podrá ser rucho
Lindo tejido trenzado con estrategia crearon en eses bellos peinados
Un gran camino tranzaron los cuales nos han llevado a la liberación
Por eso quiero mi pelo con demasiada emoción
Métetelo en la memoria
Nuestro pelo tiene historia
Creatividad, resistencia y mucha libertad,
Por eso yo lo uso con dignidad.
Durante la exclavisacion dibujaron
El camino perfecto que ha llevado a los negros a la liberación
Con mi pelo rucho la vacilo mucho
Conozco su historia y por eso lucho yo
Soy pelo duro pero con orgullo
mi pelo cucú no se cae como el tuyo
La envidia de la gente por tu pelo
Es por que les da celo de no tenerlo
Así hay que quererlo
Y mostrarlo con anhelo en el mundo entero
Donde quiera que tu vayas pisando el suelo
Hazlo por tus abuelos y por tus hijos
Que una vez tremendo dijo
Pa' que quiero tener el pelo liso
Pa' que quiero tener el pelo liso
Si con mi rucho yo la vacilo
Me hago las trenzas, me hago los ga
Y si lo quiero liso yo me lo aliso y vuelve arrucho
Mi pelo rucho puede pasar a liso
Pero liso tuyo nunca podrá ser rucho
Lindo tejido trenzado con estrategia crearon en eses bellos peinados
Un gran camino tranzaron los cuales nos han llevado a la liberación
Por eso quiero mi pelo con demasiada emoción
Métetelo en la memoria
Nuestro pelo tiene historia
Creatividad, resistencia y mucha libertad,
Por eso yo lo uso con dignidad.
- Acá trabajamos ese tema con los niños, para que se sientan orgullosos con su pelo. Hoy nuestra ropa, los turbantes, se volvieron tendencia. Sin embargo, seguimos luchando contra la discriminacion y el racismo.
***
Ese puente Africa Occidental - Costa Caribeña a través de Angola, Senegal, Cabo Verde y Colombia se construyó en 8 años.
Desde qué llegué por primera vez en Colombia, el 2013, yo sentía Africa en muchas vertientes en este país.
Luego de conocer ese "enclave" del Africa en Palenque, tuve qué sumergirme en Senegal para reconectarme profundamente con las raíces y tratar de entender algunas de las inquietudes con respecto a los afro-colombianos. Los costeños, habitantes de la costa caribeña, viven de espaldas hacia al mar.
El motivo es qué ese mar caribeño, increíble de un color mágico y qué recibe visitantes enamorados nacionales y extranjeros de todas partes, los trajo de su Madre Africa y no lograron volver por ese mismo medio a pesar de miles de intentos frustrados. Cree la mayoría qué apenas logran volver a su Mamá cuando mueren, a través del ritual Lumbalú.
Si el mar es la Madre. El mar es fertilidad. El mar es Renacimiento. El mar es Vida.
Cómo puede uno vivir de espaldas hacia si mismo?
Hay que permitirse la reconexion con el mar, la madre, la esperanza. A través de la reconciliación con el mar, se liberan aquellas revueltas y emociones qué han atado la vida a tantas generaciones. A través del hecho de dejarse abrazar por el mar, se rescata el alegría de niñez, la fuerza y la libertad.
Así qué tal hacerle una visita consciente al mar, permitirse la transformación de tus emociones que has heredado?
Está precisamente en el mar, el tejido de la reconciliación.
Lisboa, 10 de Enero 2022
Crónica escrita entre 2014 y 2021
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